2006-11-19

Kirchner: no tan islamizqui

Lo que sigue es un excelente artículo de Joaquín Morales Solá en el diario La Nación.
Es uno de los pocos artículos publicados en Argentina que le dan la verdadera dimensión al estado actual de relaciones entre Irán y este país, producto del pedido de captura internacional que la justicia argentina dictó contra algunos ex jerarcas iraníes por el atentado de la AMIA.
Salvo Infobae, otro diario orientado hacia la derecha, los demás medios no se explayan con la contundencia que debería tener este tema, mucho menos aún el diario de mayor tirada, Clarín, claramente alineado desde hace mucho tiempo con los intereses islámicos a nivel nacional e internacional, vaya uno a saber por qué.

En realidad, Argentina está enfrentando a Irán con una intensidad que lo acerca notablemente a los Estados Unidos y a Israel, al mismo tiempo que toma buena distancia de los propósitos de Chávez, casi un títere de los mullahs iraníes.

Nosotros saludamos este cambio; ha sido una muy agradable sorpresa, ya cuando nadie se lo esperaba.
Si bien nadie espera que bajo Kirchner la Argentina vuelva a tener "una relación carnal" con los Estados Unidos, al menos es un cambio muy auspicioso.


La Argentina, un país en estado de alerta máxima


Algo extraño sucede cuando un momento de tensión diplomática entre dos países obliga a poner en alerta máxima los servicios de seguridad de uno de ellos. Es lo que está sucediendo en la Argentina, luego de que su Justicia pidiera la captura internacional de ocho ex jerarcas del gobierno de Irán, entre ellos un ex presidente de ese país, Hashemi Rafsanjani. Grandes titulares de muchos diarios del mundo siguen ahora, por su significación, la decisión de la justicia argentina.

Resulta extraño, en efecto, que se dé por hecho que ese país no respeta las normas del derecho internacional y que podría, por lo tanto, reaccionar con un acto de represalia. Podría, en fin, repetir -o influir para que se repita- el atentado criminal que hace 12 años voló la sede central de la AMIA y acabó con la vida de 85 argentinos. Todos los sistemas de seguridad de la Argentina se han reforzado al extremo en los últimos días, aceptaron altas fuentes oficiales.

El actual conflicto con Irán -y aquellas eventuales consecuencias- significa también un cambio crucial en la política del Estado argentino desde la criminal destrucción de la mutual judía. Desde una semana después del atentado, el gobierno del entonces presidente Carlos Menem estuvo convencido de que la autoría intelectual y la financiación de la masacre se habían originado en Irán. Todos los gobiernos que siguieron al de Menem tuvieron la misma certeza.

¿Qué es lo que ha cambiado entonces? Fundamentalmente, la manera de enfrentar a Irán. Un altísimo diplomático de Menem resumió, diez días después de la tragedia, la estrategia que siguió el Estado argentino durante la década siguiente: Si no podemos bombardear Teherán, como no lo podemos hacer, más vale negociar para evitar un tercer atentado . Pudo haber razones menos explicables, pero la seguridad fue el argumento de fondo.

Esa certeza del Estado argentino motivó que el nivel de la relación diplomática con Irán cayera a un estado mínimo: sólo encargados de negocios circulan entre los dos países desde hace 12 años.

La dirigencia de la comunidad judía -y el propio estado de ánimo del conjunto de la sociedad argentina- cambió en este período de más de dos lustros: ahora se pone más acento en la justicia que en la seguridad. Ese reclamo precedió al acceso de Kirchner al poder, pero lo sorprendió al Presidente cuando impulsó una política de buenos lazos con la comunidad judía argentina y mundial.

De ahí surgió la idea de nombrar a un fiscal especial al frente de un equipo idóneo para investigar el atentado a la AMIA, funciones que, con acuerdo de todas las partes, recayeron en Alberto Nisman. Fue este fiscal quien le pidió hace veinte días al juez Canicoba Corral la captura internacional de los ocho ex altos funcionarios iraníes; el magistrado hizo suyo el dictamen de Nisman y calificó el hecho como crimen de lesa humanidad .

Significa que la causa no prescribirá nunca. El criterio que prevalece ahora es que la impunidad de un crimen genera más inseguridad que seguridad.

El dictamen de los fiscales recibió algunas críticas por presunta falta de pruebas. No es la opinión del Gobierno. Se sabe que el propio presidente deslizó ante íntimos que las conclusiones de los fiscales eran excelentes, aunque se comprometió a no politizar otra vez la causa ni a demonizar a nadie antes de tiempo. La Justicia llegará hasta donde quiera o pueda llegar. Me limitaré a acompañarla , ha dicho Kirchner.

Hay que determinar qué se ve. A los fiscales se les piden pruebas concluyentes. Pero de esa manera se investiga el desfalco a un banco, no un atentado terrorista que tiene características evanescentes por definición.

Antes, cuando fracasó una gestión del ex canciller Bielsa para que declararan en el exterior ex funcionarios iraníes ante la justicia argentina, Kirchner mandó reducir la relación comercial con Irán hasta la insignificancia. Luego, rechazó un encuentro con el entonces presidente iraní Mohammad Khatami en Caracas, donde habían coincidido, cuando éste se negó a incluir el atentado a la AMIA en la agenda de la conversación.

La tensión actual con Irán era, así las cosas, inevitable. El gobierno argentino desechó la ruptura de relaciones con Irán, pero no ha descartado del todo aún presentar el caso ante el Consejo de Seguridad si las cosas se tensaran aún más. Diplomáticos iraníes le han pedido ahora una reunión al juez, que éste todavía no les concedió. El Gobierno cree que el magistrado debería escuchar todas las partes.

Luis D’Elía se metió en ese embrollo con la impronta de un piquete. Kirchner le dijo que no lo hiciera antes de que concretara su visita de solidaridad a la embajada iraní. Lo hizo. Ni siquiera optó por una gestión más silenciosa y convocó a los medios de comunicación en la puerta de la representación diplomática. Desobedeció a su presidente, espectacular y ostentoso. Furioso, Kirchner lo sacó del gobierno en el acto.

D’Elía aceptó que 48 horas antes había estado con el embajador venezolano en Buenos Aires, Roger Capella. Hugo Chávez es uno de los pocos aliados incondicionales de Irán en el mundo y, según información en poder del gobierno argentino, contribuye también a la solvencia financiera de varias organizaciones sociales de piqueteros, como Barrios de Pie. Ningún jefe acepta que sus subordinados tengan una doble referencia de mando; Kirchner menos que cualquiera.

Para peor, Capella había visitado ya a la ministra de Defensa, Nilda Garré, ex embajadora en Caracas, para proponerle un plan de acuerdos con Irán en lugar de la actual tensión. A diferencia de D’Elía, Garré informó en el acto a su presidente de tales sugerencias venezolanas.

Chávez se ha metido en los últimos tiempos en campañas electorales de países latinoamericanos. No es lo correcto, pero es mucho menos grave que intentar romper la línea política de un gobierno capturando a sus funcionarios. Sólo lo hizo una vez antes, en Chile, y Michelle Bachelet lo puso al embajador venezolano fuera de la frontera en pocas horas.

¿Significa que Kirchner se aleja de Chávez y se acerca a Washington? Julio De Vido suele decir que con Chávez hay acuerdos comerciales, pero que la Argentina y Venezuela tienen proyectos políticos distintos. Por su parte, Kirchner se ha manifestado indiferente a las sospechas de coincidencias con los Estados Unidos y con Europa por el caso de Irán.

Palabras de Kirchner: Ni siquiera me detuve a pensar si el dictamen de los fiscales debía salir antes o después de las elecciones norteamericanas, como me aconsejaron algunos. La oportunidad era también una decisión de los fiscales y yo no debía interferir. ¿Coincidencias? La política de mi gobierno no es distinta de la de los Estados Unidos y de la de Europa en materia de terrorismo internacional. La coincidencia existía desde antes, en todo caso.

La coincidencia incluye una estrecha colaboración de la SIDE y la CIA, la transferencia de tecnología norteamericana hacia la Argentina y el adiestramiento de espías argentinos en los Estados Unidos. El dictamen de los fiscales contiene conclusiones de servicios de inteligencia norteamericanos e israelíes. ¿Y qué? , pregunta Kirchner, y agrega: Fue un acto de terrorismo internacional y nosotros solos nunca hubiéramos podido averiguar nada .

El Estado argentino cambió su estrategia de más de una década, pero Kirchner ha hecho su propia e iridiscente rotación.



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