Porque le faltó el respeto a la Vida.
Sí, ni más ni menos. Hace algunos años, Timothy Treadwell (ver aquí un muy buen comentario sobre él) vivió durante 13 estaciones en una reserva, en un afán de demostrar su capacidad de relacionarse afectivamente con los osos, pero terminó siendo muerto y devorado junto a su compañera en su propia tienda por uno de ellos.
Si uno lee las historias de uno y otro, existen factores comunes: ambos tenían pegada una cámara, y se habían vuelto famoso por su atrevimiento para con los animales.
¿Acaso la serpiente y el cocodrilo que tiene Irwin se están divirtiendo? Nada de eso. En ese momento, ambos animales están sintiendo que sus vidas están en peligro, están asustados, molestos en el mejor de los casos.
E igual con los demás animales "adrenalínicos" a los que Irwin solía acercarse.La película que hizo de Treadwell un director alemán, tiene un muy buen subtítulo: "En la Naturaleza, hay límites" (click para agrandar la imagen)
Y tanto Irwin como Treadwell vivieron cruzándolos.
Irwin se aproximaba a los animales en son de diversión y aventura. Treadwell lo hacía desde el más puro sentimentalismo; todo el tiempo diciéndoles a los osos "te amo... ", etc. al mejor estilo New Age.
Ninguna de esas dos actitudes es correcta, más allá de que ambos hayan sido muy buenas personas.
La conexión con la Naturaleza es de otro tenor. No es a través de risas, bromas, y palabritas sentimentales, y mucho menos aún si todo eso se hace por fama, o si esas actitudes se popularizan por TV llevando a miles de niños a tratar de acercarse de la misma forma equivocada a los seres de la Naturaleza.
La conexión con la Naturaleza es íntima, silenciosa, sutil.
Nada mejor que un relato del Diario de Krishnamurti acerca del encuentro que él tuvo con una osa, para contrastar y comprender mejor qué fue lo que falló en estas dos personas.
"Alto en las montañas era difícil que hubiera pájaros: se veían algunos cuervos, uno que otro venado,y ocasionalmente, algún oso.
Las enormes sequoias, silenciosas, estaban en todas partes y convertían en enanos a los demás árboles .
Era una región magnífica y completamente apacible porque la caza está
prohibida.
Cada animal, cada árbol, cada flor están protegidos. Sentado bajo una de esas macizas sequoias, uno percibía intensamente la historia del hombre y la belleza de la Tierra.
Una ardilla roja con aspecto de bien alimentada, pasó elegantemente
junto a uno y se detuvo a pocos pies de distancia, vigilando, preguntándose que hacía uno allí.
La tierra estaba reseca pese a que cerca habia un arroyo. No se movía una hoja y entre los árboles reinaba la belleza del silencio.
Al avanzar lentamente por el estrecho sendero, a la vuelta de un recodo, a la vuelta de un recodo, había una osa con cuatro cachorros que tenían el tamaño de gatos grandes.
Corrieron presurosos para trepar a los árboles mientras la madre se enfrentaba con uno sin hacer un solo movimiento, sin un solo sonido.
Nos separaban unos cincuenta pies: era un animal enorme, de color
pardo y se hallaba preparado. Uno le volvió la espalda y se
alejó. Cada cual comprendió que no había temor ni intención de
hacer daño, pero igualmente se alegró uno de encontrarse entre los
protectores árboles, con las ardillas y los reñidores grajos."
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